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El centro residencial de La Pereda, ubicado en El Sardinero, está en el mercado. Así lo confirman varios fondos y empresas a los que ha ... sido ofrecido el activo o han recibido el encargo de encontrar un potencial inversor para el complejo geriátrico santanderino. La búsqueda de una venta llega menos de tres años después de su inauguración a cargo de Mundiresidencias, que ya gestiona otros inmuebles similares por toda España, después de destinar 14 millones a la transformación del edificio, cerrado durante años y que pasó de manos públicas a la operativa privada, previa enajenación por parte del Gobierno de Cantabria.
El precio que pretende alcanzar la operación llega a los 24 millones de euros, una suma que incluye no sólo el propio inmueble, sino igualmente la unidad productiva de La Pereda, esto es, el actual plan de negocio.
A los potenciales interesados se les han destacado diversas fortalezas del activo, desde su ubicación en Santander y la población de avanzada edad en su área de influencia como, especialmente, las bondades de la instalación, totalmente remozada tras los trabajos que dieron paso a su apertura. De hecho, al centro se le define como «pionero» cuando algún potencial comprador ha solicitado información.
180 plazas
de residentes, 30 de Centro de Día y dos apartamentos tiene el complejo.
Como es habitual en estos casos, La Pereda está circulando por los circuitos habituales de los fondos de inversión especializados, tanto en el ámbito de la 'silver economy' como en el inmobiliario de alto nivel.
El complejo y centro de día no sólo prioriza las habitaciones individuales, sino que igualmente dispone de unidades de convivencia en las que los usuarios pueden residir con otros compañeros. En estos casos disponen de zonas comunes independientes como sala de estar o comedor.
Las cifras que manejan los fondos pasan por 180 plazas para residentes y 30 para el Centro de Día, así como dos apartamentos tutelados dentro del edificio.
14 millones
invirtió Mundiresidencias en la compra y rehabilitación del complejo.
La cuestión que analizan diversos potenciales inversores gira en torno a la rentabilidad para acometer la operación en las cifras en las que se ha ofertado al mercado. Especialmente viendo los parámetros en los que se mueve el sector de la dependencia y los precios por habitación para poder cuadrar los números ante el desembolso solicitado.
Con todo ello, la oportunidad ya ha generado el interés de grandes grupos sociosanitarios españoles, que evalúan la idoneidad de concretar una propuesta.
Tras siete años de subastas fallidas, en septiembre de 2018 el Gobierno de Cantabria consiguió dar salida a la residencia La Pereda, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, ubicado en una parcela privilegiada de Cueto, junto a El Sardinero, y cerrado y abandonado desde julio de 2012. La empresa madrileña Mundiresidencias pagaba al Ejecutivo 28.120 euros al mes por un alquiler con opción a compra de 6,6 millones.
Fue en marzo de 2019 cuando la entonces arrendataria del edificio comenzó las obras para rehabilitar unas instalaciones que habían sufrido el paso del tiempo sin actividad y, sobre todo, los efectos de los actos vandálicos. En aquel entonces se anunció una inversión de 5,5 millones no sólo para poner todo a punto y adaptar las habitaciones a los requerimientos de accesibilidad, sino sobre todo convertir el complejo en un referente geriátrico, con habitaciones cuyos precios mensuales oscilan entre los 1.850 euros y los 2.300, en caso de disponer de un espacio individual.
En aquel momento el proyecto claramente era ambicioso. Un plan que incluía gimnasio de rehabilitación, un cine con 120 butacas, peluquería, camas inteligentes, talleres de pintura y huertos urbanos, terapias asistidas con perros y un servicio con especialistas médicos y enfermería 24 horas, entre otros servicios. En total, 181 plazas –residían 94 personas bajo la gestión pública cuando se cerró–, además de cinco en apartamentos tutelados y 30 de Centro de Día.
Los entonces futuros gestores de La Pereda fueron reconocidos en 2017 por un proyecto para mayores con demencia que desarrollaron en otra residencia de Gijón y que preveían traer a Santander. El premio nacional 'Nutrisenior', al que se presentaron medio centenar de centros de toda España, reconoció sus buenas prácticas alimentarias, con especial atención a la comida texturizada para personas con disfagia y problemas de deglución.
Sin embargo, la pandemia coronavírica trastocó los planes, especialmente en cuanto al calendario de ejecución de los trabajos. No fue hasta septiembre de 2022 cuando el recinto finalmente pudo abrir sus puertas.
Por el camino, una inversión final próxima a los 14 millones, incluidos los 6,6 de la opción de compra pactada en 2018 y finalmente ejecutada en 2021.
Ahora, mientras el complejo funciona a plenas revoluciones, como acredita que se ofrezca la unidad productiva, esto es, el plan de negocio, como parte del activo, el mercado analiza su potencial rentabilidad. Atrás quedan los tiempos en que el edificio, bajo gestión pública, se vio abocado al cierre al no cumplir, según el Gobierno entonces del PP, con las medidas de seguridad necesarias y adolecer del dinero requerido para su acondicionamiento.
El ámbito de la dependencia no es sólo un sector rentable y, sobre todo, necesario para dar respuesta a las crecientes necesidades de una población cada vez más envejecida. Todos los académicos y expertos sitúan el sector de la 'economía de las canas' –silver economy, en inglés– entre las palancas a desarrollar en los próximos años. Cantabria, con todas sus fortalezas territoriales y de calidad de vida, trabaja para atraer negocios y población en este campo.
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